El organismo dispone de tres tipos de depósito de material combustible:
La grasa del tejido adiposo: es el depósito más abundante. Se produce a partir de los lípidos y de los carbohidratos. Se utiliza como fuente de energía para realizar esfuerzos moderados y prolongado.
El glucógeno muscular: es el siguiente depósito más abundante. Se produce a partir de los carbohidratos y se almacena en los músculos. Se utiliza como fuente rápida de energía (sprints) y para mantener esfuerzos intensos.
El glucógeno hepático: es el más preciado. Se produce a partir de los carbohidratos y se almacena en el hígado, es el encargado de mantener el nivel de glucosa en sangre evitando las crisis de hipoglucemia.
La grasa del tejido adiposo: es el depósito más abundante. Se produce a partir de los lípidos y de los carbohidratos. Se utiliza como fuente de energía para realizar esfuerzos moderados y prolongado.
El glucógeno muscular: es el siguiente depósito más abundante. Se produce a partir de los carbohidratos y se almacena en los músculos. Se utiliza como fuente rápida de energía (sprints) y para mantener esfuerzos intensos.
El glucógeno hepático: es el más preciado. Se produce a partir de los carbohidratos y se almacena en el hígado, es el encargado de mantener el nivel de glucosa en sangre evitando las crisis de hipoglucemia.
La clave para resistir sin fatigarse es tener unos buenos depósitos de glucógeno y saberlos gestionar.
La importancia de los carbohidratos en la práctica del ejercicio es, entre otros, mantener la resistencia muscular. Hay que comer carbohidratos de bajo índice glucémico (cereales integrales y leguminosas) y evitar los carbohidratos de alto índice glucémico (patatas, azúcares, pan blanco, bollería…) ya que estos alimentos elevan bruscamente la concentración de insulina, haciendo que la mayor parte de la glucosa se almacene como grasa y como ésta no puede ser utilizada por el organismo, utiliza el glucógeno y se termina antes de tiempo este depósito de reserva y se puede sucumbir a una inesperada hipoglucemia.
Las proteínas son importantes en tanto ayudan a reducir el riesgo de una posible pérdida de masa muscular, pero el músculo se hace con horas de entrenamiento y no con grandes ingestas de carne. Es importante tener presentes los aminoácidos Lisina (leguminosas, pescados y carnes) y Metionina (cereales) ya que ambos son los precursores de la L-Carnitina sustancia que ayuda a la producción de ATP y contribuye a quemar grasas.
El magnesio (evita fatiga, calambres, contracturas, pérdida de resistencia) y lo encontramos en las semillas, los frutos secos, las legumbres, las algas, el germen trigo.
El hierro (relacionado con funciones importantes relativas a la producción de energía )y lo obtenemos de las algas, el hígado, la levadura de cerveza, el sésamo, las legumbres, brécol.
El fósforo (esqueleto, interviene en la reparación celular y en la producción de energía para la actividad celular del tejido nervioso y muscular), se halla en todos los alimentos
El calcio (ligado a la estructura ósea, esencial para todos los deportes de contacto, también interviene en el ritmo cardiaco y en la excitación neuromuscular) y lo encontramos en las algas, el queso, el sésamo, vegetales de hoja verde.
El zinc (esencial para la producción de insulina e interviene en la síntesis de masa muscular y forma parte de múltiples procesos enzimáticos), lo hallamos en los mariscos, pescados, sésamo, germen trigo y cereales integrales.
El cromo (ayuda al metabolismo de las grasas, fortalece los músculos y potencia la efectividad de la insulina) y lo obtenemos de los cereales integrales, levaduras, pescado.
El aporte de líquidos es muy importante, hay que estar hidratado antes de realizar el deporte, para ello la alimentación deberá ser rica en agua (fruta, verdura), beber demasiada agua puede llegar a cansar al riñón y por ello sudar cada vez más. Evitar tomar durante el ejercicio alimentos deshidratados (uvas pasas, frutos secos,…) si el ejercicio no dura más de tres horas y no hace mucho calor será suficiente con beber agua, pero si la actividad es prolongada o muy intensa, se deberá reponer agua y electrolitos (sales minerales) los reponemos con bebidas hipotónicas.
El aporte de líquidos es muy importante, hay que estar hidratado antes de realizar el deporte, para ello la alimentación deberá ser rica en agua (fruta, verdura), beber demasiada agua puede llegar a cansar al riñón y por ello sudar cada vez más. Evitar tomar durante el ejercicio alimentos deshidratados (uvas pasas, frutos secos,…) si el ejercicio no dura más de tres horas y no hace mucho calor será suficiente con beber agua, pero si la actividad es prolongada o muy intensa, se deberá reponer agua y electrolitos (sales minerales) los reponemos con bebidas hipotónicas.