En 1665 Isaac Newton descubrió que la luz solar blanca podía ser descompuesta en siete colores fundamentales haciéndola atravesar un prisma triangular de cristal. Es exactamente el mismo fenómeno que se produce después de un aguacero, la luz del sol atraviesa las gotas de lluvia y observamos suspendido entre el cielo y la tierra, el arco iris. El rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta representan simplemente una forma de energía capaz de influir sobre el equilibrio orgánico.
Ya los egipcios emplearon la luz solar con fines terapéuticos, así como la medicina china que había incluído los colores en su "Teoría de los cinco elementos", de manera que cuando se observaba sobre el cuerpo del paciente un determinado color éste se relacionaba con un órgano dañado o con una función alterada; un exceso de rojo correspondía a un posible trastorno cardiocirculatorio, una palidez blanquecina era síntoma de una alteración pulmonar, un matiz verde se relacionaba con una alteración hepática,... y éstas observaciones siguen siendo absolutamente válidas en la actualidad. Naturalmente los colores no pueden curar nada por si mismos, pero permiten estimular la energía vital del individuo y activar en el interior del organismo unas condiciones que facilitan la acción de terapias complementarias.
Rojo: estimulante, activador general del organismo, aumenta la temperatura corporal, activa el aparato cardiocirculatorio (anemias, tensión arterial baja, insuficiencia circulatoria en general) y el aparato digestivo (activa digestiones lentas, útil en estreñimiento, diarreas). Tiene efectos positivos sobre los estados depresivos ( combate la apatía). Indicado en resfriados y contraindicado en la HTA y en inflamaciones agudas y crónicas. Su abuso puede provocar agresividad, irritabilidad y fatiga.
Amarillo: estimulante del sistema nervioso y del aparato locomotor (mejora el tono muscular). Es el color del intelecto, abre la mente y facilita la capacidad de aprendizaje, especialmente indicado en personas introvertidas, pesimistas y con bajo tono vital, ayuda a superar miedos y concretar objetivos. Actúa también sobre el aparato digestivo (indigestiones, inflamación abdominal, facilita la asimilación de alimentos). Contraindicado en estados de hiperexcitabilidad e insomnio y en diarreas y náuseas.
Naranja: estimulante del aparato respiratorio (trata asma, bronquitis,..), fortalece pulmones, páncreas y bazo. Útil en trastornos osteo-musculares (desgarros, calambres, esguinces, fracturas, espasmos). Combate estados de fatiga, pesimismo, aflicciones, pérdidas, timidez, dificultades de relación, crea bienestar y favorece los cambios.
Naranja: estimulante del aparato respiratorio (trata asma, bronquitis,..), fortalece pulmones, páncreas y bazo. Útil en trastornos osteo-musculares (desgarros, calambres, esguinces, fracturas, espasmos). Combate estados de fatiga, pesimismo, aflicciones, pérdidas, timidez, dificultades de relación, crea bienestar y favorece los cambios.
Verde: equilibra y armoniza, es sedante y tranquilizante, atempera la vitalidad del cuerpo cuando ésta es excesiva (física y psíquica). Se emplea en estados de hiperexcitabilidad, en estados dolorosos crónicos, tratamiento de tumores malignos, alteraciones hepáticas, insomnio, estrés, inestabilidad emocional, aumenta las defensas del sistema inmunitario, reduce la presión arterial y ejerce una acción desintoxicante, antibacteriana y desinfectante (quizás por eso es el color dominante en los quirófanos). Contraindicado en anemias.
Azul: refresca, calma, aporta paz, disminuye la tensión nerviosa, ayuda a eliminar ideas obsesivas, insomnio, miedos, palpitaciones, estrés y facilita el equilibrio emocional. Se emplea para tratar las glándulas tiroideas y paratiroideas, garganta, cuello, problemas de oido y dientes, migrañas. Reduce el exceso de calor del organismo y por tanto, es útil en estados febriles, quemaduras, picaduras. Útil para todo tipo de dolores, heridas y hemorragias y en inflamaciones e infecciones localizadas como el dolor de garganta, conjuntivitis, reumatismos articulares. Es astringente y antiséptico. Contraindicado en casos de fatiga y depresión.
Violeta: estimulante de los valores espirituales y de la intuición, mejorando el nivel de autoestima y dignidad. Induce al sueño y disminuye la frecuencia del pulso. Se utiliza para calmar el sistema nervioso, tratar el insomnio y los trastornos psíquicos como la esquizofrenia, la angustia emocional, los celos y el miedo; estimula la fabricación de leucocitos, elimina toxinas, cura inflamaciones y la ciática. Coadyuvante en tratamientos para el asma, bocio, cataratas, cistitis, estados de cólera, enfermedades del cuero cabelludo, inflamación de los nervios, epilepsia, indigestión, irritación de la piel, lumbago, meningitis, neumonía, pérdida de memoria, problemas reumáticos, de la vesícula, del bazo y los riñones, debidos al frío o a la humedad, desintoxicación de la sangre, tumores malignos. Contraindicado en estados depresivos.
Existen otros colores en el tratamiento cromoterápico, como el blanco que es la suma de todos los colores y es útil en el tratamiento de cualquier trastorno, el púrpura que posee propiedades hipnóticas, el magenta para tratar sinusitis, zumbido de oídos, desprendimiento de retina y para combatir la tristeza, el rosa para resolver problemas cutáneos como el acné o la flaccidez, el verde pálido para mejorar la visión, etc...
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