Tras el tiempo de letargo propio del invierno, la llegada de la primavera es un despertar de la naturaleza que además de regalarnos días de sol y un despliegue de colores pone en movimiento el polen de ciertos árboles y esto supone para gran parte de la población reencontrarse con la conocida e incómoda alergia estacional o fiebre del heno.
El conjunto de síntomas tales como congestión, goteo nasal, picor en la garganta, ojos irritados,...es la respuesta defensiva que se desencadena cuando un antígeno –en este caso el polen- es reconocido como una sustancia nociva por el sistema inmunitario de algunos individuos.
Desde la Naturopatía se ofrecen diferentes posibilidades para reforzar el debilitado sistema inmunitario y modular la respuesta inflamatoria de quien sufre de alergia estacional y aunque lo ideal es un tratamiento individualizado, podemos considerar en términos generales las siguientes propuestas:
Dieta
Dieta
Trataremos de evitar el consumo de ciertos alimentos como los lácteos que intensifican cualquier proceso en el que se produzcan secreciones, ya que estimulan la producción de mucosidades, las harinas y azúcares refinados, los estimulantes (café, chocolate, cacao), el alcohol, tabaco, exceso de sal, exceso de carne, huevos, los fritos, las conservas, los aditivos químicos,… todos ellos debilitan nuestro sistema inmunitario.
Suplementación
Ácidos grasos esenciales Omega 3 y 6: Pueden reducir la inflamación y la respuesta alérgica ya que regulan el metabolismo general y son precursores de diversos mediadores celulares e intercelulares indispensables para la estabilidad de las membranas del organismo.
El hongo Reishi (Ganoderma lucidum): Actúa directamente sobre el sistema inmunológico por sus efectos antiinflamatorios y antialérgicos.
Quercitina: Es comúnmente usada en el tratamiento de las alergias y estados inflamatorios ya que inhibe la liberación de histamina y la síntesis de leucotrienos, responsables de desencadenar los síntomas de las reacciones alérgicas.
Bromelaina: Grupo de enzimas proteolíticas derivado del tronco de la piña. A través de su acción sobre sustancias vinculadas a la coagulación de la sangre, estimula la producción y la liberación de sustancias antiinflamatorias.
Metilsulfonilmetano (MSM): Sus compuestos azufrados participan en la formación de anticuerpos y tienen un efecto inmunoregulador, antiinflamatorio y antialérgico.
Probióticos: Las bacterias beneficiosas como el lactobacillus acidophilus y las bifidobacterias ayudan a controlar las colonias de microorganismos perjudiciales, además tienen propiedades que estimulan la producción de anticuerpos y refuerzan el sistema inmune.
Vitamina C : Destacar su potente efecto antioxidante y fortalecedor del sistema inmunológico. Disminuye la secreción de histamina y además aumenta la detoxificación de la misma.
Fitoterapia
Angélica de China (Angélica sinensis), conocida también como Dong Quai la farmacopea china la utiliza desde hace mucho tiempo para tratar sinusitis y alergias por su capacidad de inhibir la corteza suprarrenal.
Grosellero negro (Ribes nigrum), inhibe la liberación de histamina y estimula la secreción de hormonas antiinflamatorias, provoca una acción similar a la de la cortisona, aunque sin sus inconvenientes.
Helicriso o Sol de oro (Hlichrysum itlicum), tiene acciones similares a las del grosellero negro, provoca un estímulo de la secreción interna de hidrocortisona, por lo que posee una actividad antialérgica.
Té Rooibos (Aspalathus Linearis), actúa directamente sobre el mecanismo de las alergias al poseer flavonoides que frenan la excesiva producción de histamina, gran antioxidante y regulador del sistema inmunitario.
Oligoterapia
Manganeso (Mn):Interviene en los mecanismos relacionados con los procesos alérgicos, reduciendo la liberación de los mediadores químicos que intervienen en la reacción inflamatoria.
Azufre(S): Es un gran desintoxicador del organismo, asociado al Mn modifica y equilibra el terreno alérgico.
Terapia floral
No podemos olvidarnos del plano emocional siempre vinculado a la manifestación de los síntomas físicos, para ello podemos ayudarnos de las Flores de Bach que nos ofrecen la posibilidad de apoyar al individuo en la toma de conciencia respecto a ciertos conflictos no resueltos que pueden estar en la base del problema alérgico. La resolución de dichos conflictos genera cambios neuroendocrinos que contribuyen a equilibrar la función del sistema inmune, lo que finalmente se traduce en una disminución de las molestias asociadas a la reacción alérgica.